Antes de una exposición de Rembrandt

En Barcelona, hasta el 13 de Enero, tenemos la oportunidad de nuevo de ver una exposición centrada en los grabados de Rembrandt. Esta vez en el Museo Diocesiano, esta vez 68 estampas. Se trata de la exposición "Rembrandt: el virtuoso del grabado".  Aún no he ido a verla, pero he leido la nota de prensa en varios periodicos. Lo que más me ha llamado la atención es saber que este conjunto de estampas no es propiedad de varios museos, o de una combinación de cesiones de colecciones privadas y públicas, comisariadas y reunidas para la ocasión por alguien. Se trata enteramente de una selección de los fondos de una única colección privada de grabados, la de Elisa Moretti y  Elisabetta y Francesco Dal Bosco. Mas sorprendente si cabe si pensamos que de Rembrandt se conocen, según el El gabinete de Estampas de la Biblioteca Nacional de Francia , unas 290 estampas tiradas por el propio autor. 290 estampas, y una colección privada tiene, al menos, 68.




Tal proeza del coleccionismo privado  hace que me pregunte si reunir ese conjunto fué muy costoso y en qué consistió ese coste. ¿Fué mucho dinero? Dinero para pagar en las subastas, dinero para contratar a quienes busquen las estampas; ¿ O fué mucho tiempo? Tiempo dedicado supongo a la investigación, al rastreo en busca de las estampas realmente originales. Cuando estás ante una colección así es agradable pensar que fueron los propios coleccionistas los que, llevados por su pasión, persiguieron estas estampas por todo el mundo, puede que dejando atrás su lujosa vida para rebuscar en polvorientos anticuarios;  aunque es más probable que delegasen en expertos esta búsqueda y  sus dificultades, y ellos se dedicasen , en el momento oportuno,  a formalizar la compra.




A la vez, el hecho de que solo haya 290 estampas identificadas como originales ( aquí hay que entender un concepto de originalidad totalmente radical, solo son originales las estampadas por Rembrandt) hace que me pregunte si habrá más estampas originales por ahí, sin identificar, o si se habrán perdido muchas. Porque ¿Qué pasaría si, por ejemplo, esta mañana fuese a los Encantes de barcelona y, entre unos papeles evidentemente viejos, quizá fruto del vaciado por defunción del inquilino de un piso, viese una estampa del estilo de las de Rembrandt? ¿Me interesaría? ¿Sería capaz de distinguirla, no ya como un original de Rembrandt, sino simplemente como una estampa original antigua?  Se puede decir que soy  un experto en grabado, no un gran experto, bueno, solo un experto en ciertos aspectos como  usuario de las técnicas tradicionales del grabado; así que puede ser que fuese capaz de identificar una estamapa  como original ,aunque nunca sabría si es de Rembrandt o simplemente si realmente es antigua o solo lo parece.


Si fuese una como esta, que ya he visto antes, creo incluso que esperaría estar ante un facsimil

¿Y si, ante esa estampa hipotética, la mirada del que se detuviese en ella fuese la mirada de una persona que no tuviese una formación concreta en el grabado, y solo un interés leve o general en el Arte?  Pienso que casi seguro la estampa se perdería, o puede que alguien la comprase si fuese muy barata, para tenerla unos años decorando algún pequeño rincón, y acabar finalmente en la basura después de unos años de uso.
 Que se pierdan obras valiosas es algo que debe pasar. No podemos saber cuantas, lo que si sabemos es que, de vez en cuando, alguna "emerge" de ese olvido indiferenciado en el que estaba y "se salva" justo antes de su sentencia de desaparición completa. Recuerdo por ejemplo la noticia de una recuperación de una pintura de Renoir. No hace mucho. Una mujer compró hace unos dos años una pintura en un mercadillo callejero con la intención de aprovechar el marco. Cuando estaba desenmarcando el cuadro, para quedarse el marco y tirar la obra, se le ocurrió llevar a tasarlo pues estaba firmado, y así un cuadro de 7 dolares se convirtió en un Renoir de 75.000 dolares (precio de salida en subasta). Claro que la cosa podría no ser tan sencilla. La subasta se ha suspendido porque ahora parece que hay indicios de que se trata de un cuadro robado del Museo de Arte de Baltimore hace decadas, en el año 1951. En cualquier caso este tipo de noticias ilustran la dificultad de distinguir el gran Arte fuera de su contexto fisico museístico o fuera de la mirada del conocedor.




Claro que mucha gente es de la opinión que el verdadero Arte es transhistórico y transcultural, y que no hace falta un contexto específico para reconocer su valor. Si podemos, sin ninguna educación especial, reconocer el valor de una gran obra de arte solo viéndola, entonces pocas obras se perderán realmente. Puede que solo  las que se lo merezcan. Quizá que se pierdan es una prueba irrefutable de que no eran tan buenas.Como me dijo una vez una artista, la obra hace su camino...

 Pero yo pienso en esos pequeños aguafuertes  de Rembrandt, estampados en un  papel que se ve viejo, quizá con manchas de óxido, quizá rotos o recortados, esos excelentes dibujos, esos delicados trazos que consiguen distancias y volúmenes, esa atención a la profundidad del trazo, y los imagino cayendo en unas manos al azar, y tengo mis dudas sobre cual sería su destino.

Por ahora iré a ver esta exposición.

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